MATTE BON, F. (2004). «Los
contenidos funcionales y comunicativos» en
J. SÁNCHEZ LOBATO e I. SANTOS GARGALLO (dirs.).
Enseñar español como segunda lengua o
lengua extranjera. Vademécum para la formación
de profesores. Madrid. SGEL. Págs. 811-834.
Disponible en http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/antologia_didactica
/descripcion_comunicativa/matte2_01.htm
Quiero
resaltar que a estas conclusiones he podido llegar, no sólo con el trabajo
realizado en las distintas actividades, tanto individuales como de grupo, sino
con lo que se ha comentado en los distintos foros y chats, pero especialmente
en el foro dedicado a los comentarios a esta lectura.
Sentía que en mi cabeza había un puzzle con muchas piezas, algunas encajadas, otras sin encajar y otras de las que no era consciente de su existencia o sólo las intuía. Pero ahora creo que ya se han encajado. Y este es el puzzle que he construido:
Sentía que en mi cabeza había un puzzle con muchas piezas, algunas encajadas, otras sin encajar y otras de las que no era consciente de su existencia o sólo las intuía. Pero ahora creo que ya se han encajado. Y este es el puzzle que he construido:
Las aportaciones hechas aquí y matizadas por José me han hecho comprender que:
- La
enseñanza de las lenguas extranjeras está enfocada actualmente a una didáctica
vivencial, teniendo en cuenta que el comunicar es realizar acciones (pedir,
aformar, estar en desacuerdo, opinar, etc.) con el objetivo de provocar en el
destinatario otra acción. Con todo ello y teniendo en cuenta que esta serie de
acciones varian y están condicionadas en su expresión por la situación y de
unos comportamientos y expectativas sociales, la elección de los exponentes que
formulan aquellas acciones está interrelacionada con estos factores.
- De esta
manera, el enfoque funcional entiende el aprendizaje de las formulaciones de
los exponentes en cada situación, las funciones relacionadas con ellos y las
nociones necesarias integrar para realizar una adecuada comunicación, como
recursos para el manejo de las diferentes situaciones. De esta manera, se
enfrenta al alumno directamente con las situaciones, que se gradúan en
complejidad a lo largo de los niveles (de las básicas y necesarias a las menos
comunes) para comprender y vivencias, por último, que dominar un idioma es
aprender a "pensar, sentir y actuar" como el hablante nativo.
- Por el
contario, el enfoque nociofuncional se centra en la enseñanza el dominio de los
exponentes, nociones y funciones para llevarlos a la práctica, posteriormente a
las diferentes situaciones, pero éstas están en un segundo plano.
- No obstante, el enfoque funcional, se sirve en determinados estadíos del aprendizaje de las prácticas nociofuncionales para fortalecer en el alumnos los recursos que necesita para desenvolverse en las diferentes situaciones.
A continuación, quiero recomendar aquí, la lectura de las aportaciones de un compañero sobre este tema.
Creo que el resumen y las reflexiones realizadas por Diego Rodríquez Corbella son de destacar. Podéis leerlo en su blog. Pinchad aquí para ello.
Y por último, agrego aquí las aclaraciones y explicaciones del profesor José Amenós sobre la diferencia entre el método funcional o de tareas y el nociofuncional.
“Quisiera hacer una precisión sobre algo que
en el texto del autor, quizá por estar escrito hace unos años, no queda muy
claro. Lo que quiero decir es lo siguiente: habría que distinguir (cosa que no
hace Matte Bon) entre lo que es la descripción de la lengua basada en funciones
comunicativas y lo que es puramente un "enfoque nociofuncional",
desde un punto de vista didáctico. El enfoque didáctico nociofuncional fue una
tendencia metodológica propia de los primeros años del enfoque comunicativo
(años 70 y 80 del siglo XX, en especial). En este enfoque se daba mucha importancia
a ejercicios de práctica controlada para que el alumno produjera exponentes
funcionales específicos.
Más allá del enfoque didáctico nociofuncional está el enfoque por tareas (desarrollado en los años 90, y muy emparentado con el "enfoque orientado a la acción" que propone el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas). En este enfoque, que supera claramente el alcance del enfoque didáctico nociofuncional, el objetivo ya no es producir unos enunciados concretos en forma de exponentes funcionales, sino más bien la realización de tareas, es decir, de acciones (escribir una carta; participar en un debate; acordar un plan para el fin de semana; organizar una fiesta de clase) que requieren el uso de la lengua para la realización de funciones comunicativas (en situaciones reales o simuladas, pero en todo caso verosímiles, y con un objetivo de comunicación auténtico).
En el enfoque por tareas, como en el enfoque orientado a la acción del MCER, las funciones comunicativas, las nociones y los exponentes funcionales siguen estando presentes, pero no como objetivo, sino como recursos lingüísticos para llevar a cabo tareas, esto es, acciones. Dichas acciones motivan y dan pleno sentido al uso de los exponentes. Y, por supuesto, es en el enfoque por tareas y en el enfoque orientado a la acción donde más "natural" resulta prestar atención a la pragmática como enfoque en el estudio de la lengua”.
[A la hora de diferenciar una actividad didáctica de tareas de
una actividad didáctica nociofuncional, se ha que tener en cuenta la siguiente
diferencia].
“Una diferencia fundamental es dónde está el foco de
la actividad. En el enfoque nociofuncional, abundan las actividades cerradas,
pensadas para practicar el uso de un determinado conjunto de exponentes. Es decir, se da a los alumnos un conjunto de exponentes y se les dice
algo así como: "... y ahora practica en las siguientes situaciones"
(se les dice así o se les da a entender que esto es lo que se busca, a partir
de un ejemplo).
En el enfoque por tareas, una actividad del tipo de la
anterior (cerrada, destinada a practicar unos exponentes determinados) puede
aparecer también, pero será simplemente un paso hacia actividades más abiertas,
donde el foco no es ya la práctica de exponentes, sino la tarea en sí.
Es decir, en el enfoque nociofuncional, el foco es la
lengua, y la acción es una excusa para usar la lengua de un modo guiado. En el
enfoque por tareas, el foco es la acción en sí, y la lengua es una herramienta
para llevarla a cabo. En este último enfoque, la práctica funcional suele ser
una etapa del aprendizaje, pero no es el fin en sí.
Habría que remontarse a los años 80 y principios de los 90 para encontrar manuales típicamente nociofuncionales. En los manuales recientes "orientados a la acción", suelen aparecer actividades de corte nociofuncional como parte de un itinerario orientado a que el aprendiz desarrolle y ejercite su capacidad de hacer cosas (tareas) con la lengua".
[José Amenós. Curso Lengua y Comunicación. Instituto Cervantes]Habría que remontarse a los años 80 y principios de los 90 para encontrar manuales típicamente nociofuncionales. En los manuales recientes "orientados a la acción", suelen aparecer actividades de corte nociofuncional como parte de un itinerario orientado a que el aprendiz desarrolle y ejercite su capacidad de hacer cosas (tareas) con la lengua".
Las dudas planteadas por mis compañeros, especialmente la de Isabel Bessa Mora sobre las diferencias entre estos dos modelos de metodologías, las actividades realizadas durante el módulo, las aportaciones de Diego Rodríguez y las aclaraciones del profesor, me han enriquecido y hecho encajar piezas de un puzzle, para estar mejor afianzada en el camino, en este caso, de conocer cómo se enfoca actualmente la enseñanda del ELE.
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